Lo que escucho: Entr'acte- Love Never Dies
Lo que como: Chocolates cubiertos de menta.
Lo que veo: mi ventana del messenger y en la televisión hay un famoso talk show Mexicó-peruano.
Hace unos pocos días, el sábado, para ser más exactos, me encontraba regresando a mi casa, iba con la cabeza apoyada contra el cristal de la ventana del coche, mirando hacia la nada
(cosa que hago normalmente cuando me aburro), había sido relativamente un buen día, aunque estaba algo fastidiada por el hecho de haber pasado casi todo el día fuera
(si, soy una ermitaña que disfruta estar en casa aun más que salir) escuchaba el Fantasma de la Ópera en una de sus múltiples versiones
(si, estoy obsesionada con el Phantom, como pronto podrán leer en mis próximos posts) cuando reaccioné, nos encontrabamos parados debido al rojo del semáforo.
¿Que tiene esto de especial?
Mi mirada se centró en un hombre, pero no un hombre guapo o atractivo (como los que me gustan), un hombre ya marcado por sus años de vida, con ropas sucias y viejas. La actitud del hombre me llamó la atención, bastante a decir verdad. Mi padre me había hablado de el con anterioridad y yo también ya lo había visto, aunque solo de pasada.
El hombre hacía unos movimientos bastante extraños y repetitivos, se fajaba el polo verde sucio continuamente y se dedicaba a reñir a la hierba que estaba junto a el. Mi papá apuesta por el "Alzheimer" y mi madre se dedica a hablar sobre lo terrible que es la enfermedad y sobre si el señor no tendría a nadie esperando por él en casa. La verdad yo ya no escuchaba. Me dedicaba a ver al viejo mientras que mi estomago se contraía con pesadumbre.
En mi cabeza se formularon enseguida miles de cosas, como lo que sentiría el hombre, que haría por las noches, como dormiría, ¿habría alguien a quien le importara?, ¿le llevaría alguien de comer?, ¿como diablos no lo atropellan? entre muchas cosas más, suele pasarme así, con algo me pongo a pensar miles de cosas.
El semáforo se puso en verde y volvimos a la marcha, esta vez rebasando a un taxi, manejado por otro viejo hombre, con el que un sentimiento de ternura floreció al verlo hacer ese típico movimiento de la mandíbula de los viejitos, como si estuviera masticando algo o estuviera refunfuñando.
¿Que tiene esto de interesante? Segunda vez en un solo post.
Que en ese momento, ese glorioso momento, fue cuando me puse a pensar en lo que era vivir en realidad.
No se si les habrá pasado alguna vez, un maravilloso instante en el que se dan cuenta, en el que la realidad les pega, en el que ven que el tiempo pasa, sin esperar, en que no se sabe si habrá un mañana, si será este el último respiro, el último latido.
Ese glorioso momento en el que valoras todo, el que te das cuenta de lo bonito que es el verde de los cerros cuando llueve, de que el cielo tiene un azul tan llamativo, de que el día que estás viviendo JAMÁS se va a volver a repetir, que las cosas que dejaste de hacer quizá no se vuelvan a repetir...
Pero tan rápido e inesperado como llega ese momento, así de rápido se va, por eso yo los llamo destellos. Me habían pasado antes, cuestión de segundos, de fascinantes segundos que me hacen sonreír, otras veces suspirar de frustración. He tratado de descubrir, de checar en que factores se dan.
Si tengo que ver alguna escena conmovedora, o si se dan cuando río mucho y me siento afortunada, o si solo son durante las calurosas tardes de verano, si será cada que paso por esa calle o si tiene que estar una canción específica de fondo.
Aún no lo se.
Pero no me cansaré hasta encontrar una respuesta, es eso lo divertido de la vida.
Así es como empiezo o reempiezo este blog, que no me importa si lo leen 2 o 3 personas o si no lo lee ninguna, me gusta escribir, asi que lo haré por el placer de hacerlo, no de complacer a nadie.
[Imagen
by ~wampir00 ]
